Todo empezó en la madrugada, cuando funcionarios estatales de Oaxaca, en el sur del país, informaron que las autoridades del poblado de Santa María Tlahuitoltepec, de 8.900 habitantes, les habían avisado que un deslave causado por las fuertes lluvias de los últimos días había sepultado toda una sección del poblado durante la noche.
El gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, fue quien confirmó, en una entrevista con uno de los programas de noticias más vistos de la mañana de la televisión mexicana, que la tragedia podía ser enorme.
"Cuatrocientos, quinientos, hasta mil", respondió Ruiz ante la insistencia del presentador sobre el posible número de víctimas que podría haber dejado el deslave.
Esas declaraciones -que en pocos minutos, estaban dando la vuelta al mundo- despertaron la alerta del gobierno, los medios de comunicación, y del pueblo mexicano.
Esas declaraciones -que en pocos minutos, estaban dando la vuelta al mundo- despertaron la alerta del gobierno, los medios de comunicación, y del pueblo mexicano.
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